Un monasterio benedictino es, fundamentalmente, una escuela de vida contemplativa.
Para el monje es vida contemplativa aquélla en la que se da prioridad y preferencia al ejercicio de la oración. La oración, porque es el modo más adecuado de llegar al conocimiento y a la unión con Dios. Un conocimiento en fe y por obra del amor, con todo el fervor de una vivísima esperanza. El ideal monástico está, pues, en la búsqueda de Dios y de solo Dios. Directamente. A Dios en sí mismo y por Cristo Jesús, que es el mediador entre Dios y los hombres. Un ideal puro de vida cristiana. Esto se llama vivir hondamente el propio bautismo.
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